"Vi a un ángel que descendía del cielo, con la llave del abismo, y una gran cadena en la mano. Y prendió al dragón, la serpiente antigua, que es el diablo y Satanás, y lo ató por mil años; ..” (Apocalipsis 20,1-2)
Apocalipsis 20 presenta el maravilloso reino de Cristo sobre la tierra llamado milenio. Ese reino venidero será una era de justicia. La historia demuestra que la única manera de asegurar una era de justicia es manteniendo atado a Satanás; mientras ande suelto, tendremos problemas.
Cuando se encadene a Satanás, se le impedirá hacer lo que mejor sabe, porque en Apocalipsis 20:3 dice que el objetivo de Dios al encadenarlo es «que no engañará más a las naciones, hasta que se cumplieran los mil años». Durante el milenio, Satanás no engañará a los seres humanos con respecto a sí mismos, ni Dios, ni Cristo ni a la eternidad. Por esta razón, llegamos a la conclusión de que la mayoría de los que vivan entonces serán creyentes; pero Satanás será liberado al final del período permitiéndole un último engaño, después del cual, él también, será arrojado al lago de fuego.
“Y el diablo que los engañaba fue lanzado en el lago de fuego y azufre, donde estaban la bestia y el falso profeta; y serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos” (Apocalipsis 20:10). Dios, con su mano sobrenatural, tomará a Satanás y lo arrojará para siempre al lago de fuego. Jesús se refirió a este lugar como la morada eterna de los perdidos.
Muchos bromean presentando a Satanás como director del infierno. Por supuesto, esto no es verdad. Ningún rey del infierno «será atormentado día y noche por los siglos de los siglos». Debiéramos entender que el infierno es eterno, por los siglos de los siglos. Los que se niegan a creer en la existencia del infierno deben recordar que Jesucristo creía en este concepto ya que dijo: “Luego dirá a los que estén a su izquierda: Apártense de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles » (Mateo 25:41). Sin lugar a dudas, el Hijo de Dios creía y predicaba que había un infierno al cual debíamos evitar. Alguien dirá: «Bueno, el infierno para el diablo y sus ángeles está bien, pero no para la gente». ¡Ay, esa es la tragedia! La humanidad sufrirá en el infierno todos los tormentos preparados para criaturas sobrenaturales, porque, de nuevo, le recuerdo Apocalipsis 20: 10, donde, al finalizar el reino del milenio, la bestia y el falso profeta todavía siguen en tormento.
No se quemaron, sino que siguen allí, lo cual es evidente un infierno eterno.
No hay comentarios:
Publicar un comentario